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Axel Christensen Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock

Por: Axel Christensen | Publicado: Martes 5 de marzo de 2024 a las 04:00 hrs.
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Axel Christensen

Recientemente, el índice bursátil Nikkei de Japón alcanzó un máximo histórico, superando el de 1989, cuando las acciones se dispararon hasta el punto de producir una burbuja impulsada por el sector inmobiliario que más tarde estallaría. Esto llevaría a décadas en que la economía se estancó y sufrió de casi nula inflación (y a ratos deflación).

Pero desde comienzos de 2023 las acciones japonesas han superado –medido en dólares- a la mayoría de los principales mercados bursátiles, excepto al S&P 500. ¿Qué está impulsando este renacimiento accionario?

“Las acciones japonesas todavía tienen espacio para seguir subiendo, dado el potencial de crecimiento de los resultados corporativos, y seguirán superando sus máximos históricos por algún tiempo”.

Las razones son variadas, tanto de índole macroeconómico como atribuibles a las propias empresas. Por cierto, el banco central de Japón, a diferencia de la mayoría de sus pares, no ha subido aún las tasas de interés, tolerando lo que fue una largamente esquiva inflación. Ello no sólo ha impactado menos al crecimiento económico, sino que ha generado la debilidad del yen frente a la mayoría de las monedas, lo que ha permitido a los exportadores japoneses ganar en competitividad e incrementar las ganancias corporativas obtenidas en el extranjero.

Aunque es probable que la tasa de política monetaria —hoy negativa— comience a subir pronto, las perspectivas positivas van más allá de tasas bajas o de una moneda débil. El aumento de la inflación ha permitido a las empresas subir precios y proteger sus márgenes, mientras que el crecimiento de los salarios ayuda a incrementar el gasto de los consumidores.

Asimismo, las reformas en los gobiernos corporativos de las empresas japonesas también han jugado un rol clave para explicar el buen desempeño. La Bolsa de Valores de Tokio (TSE, por sus siglas en inglés) ha seguido presionando para que las empresas mejoren su rentabilidad y devuelvan excesos de caja a sus accionistas. El TSE ha comenzado a divulgar los nombres de las que planean mejorar su gestión de capital, lo que presiona también a las que cotizan en bolsa por debajo del valor contable y que no han dado a conocer planes de mejora.

Desde que el ex primer ministro Shinzo Abe introdujo reformas hace más de una década, las empresas japonesas han logrado algunos avances en el aumento de la rentabilidad sobre patrimonio. Estos han aumentado desde niveles negativos en 2010 al 9% actual, según datos de LSEG Datastream. Si bien sigue siendo la mitad de lo que registran las empresas de EEUU, las recientes reformas pueden ayudar a reducir la brecha. La última temporada de resultados precisamente validó expectativas de un crecimiento sólido, con un aumento del 17% interanual de las utilidades operativas de las empresas que componen el índice bursátil TOPIX, según datos de BofA.

Junto con las reformas a las empresas, este año se renovó un plan de inversión en acciones, con beneficios tributarios, para incentivar los flujos de inversionistas locales hacia las acciones japonesas. Este esquema podría facilitar que los japoneses reasignen parte de sus ahorros del efectivo a activos, incluyendo las acciones, que ofrecen una mejor alternativa para preservar el valor de su dinero en el nuevo régimen inflacionario.

Con todo, las acciones japonesas todavía tienen espacio para seguir subiendo, dado el potencial de crecimiento de los resultados corporativos, y seguirán superando sus máximos históricos por algún tiempo. Además del regreso a una inflación moderada, las reformas corporativas debieran seguir impulsando el siguiente tramo del repunte. No parece que el Banco de Japón altere estas perspectivas optimistas, ya que es probable que siga siendo cauteloso en cuanto a la política monetaria.

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